miércoles, 14 de mayo de 2014

Tras la pista: "La contabilidad de Luis".


     Para Luis era un auténtico suplicio tener que ponerse a revisar las facturas de la contabilidad de su negocio al final de cada trimestre. Sus amigos sufrían sus cambios de humor cuando llegaban esos días y aún peor cuando tenía que hacer la declaración de la renta. Continuamente le pedían que dejase esa tarea a un profesional, bien que lo contratase o que llevase las facturas a una asesoría. Sin embargo Luis no hacía caso y se empeñaba en que él era suficientemente capaz de sacar adelante su negocio.
     Cuando Luis abrió su pequeña imprenta contrató a dos personas, una de las cuales, tras varios años en el negocio, se jubiló y dejó en su puesto a su hijo Alfredo. Entre los tres se valían para llevar adelante el negocio. Luis, como propietario se encargaba de la administración, compra de material y búsqueda de clientes. Pedro, que empezó en el negocio junto a él, se encargaba de la maquinaria y su vida estaba entre las tintas, el papel y las encuadernaciones. Por su parte, Alfredo se ocupó, tras la jubilación de su padre, de las tareas de venta en la tienda, reparto de los trabajos con la furgoneta y el archivo de los papeles oficiales de la imprenta.
     Aquella tarde cuando Noemí entró en la oficina para ver cómo estaba su amigo Luis lo vio rodeado de papeles por todas partes. Al abrir la puerta de la oficina no se atrevió a dar un paso para entrar, ya que hasta el suelo estaba sembrado de montoncitos de facturas.
     - ¿Cómo lo llevas, Luis? -le preguntó desde la misma puerta-. ¡Luis!, ¿qué cómo vas con la contabilidad de este trimestre? -volvió a insistir.
     En ese momento levantó la cabeza de un albarán en el cual había clavado sus ojos y que mantenía entre sus manos.
     - Mal, muy mal, querida Noemí. Llevo tres días intentando cuadrar las cuentas de estos tres últimos meses y sigo sin conseguir explicarme cómo es posible que tenga un descuadre de 3000 euros.
     - ¿Tres mil euros? - preguntó sorprendida Noemí, a la vez que se acercaba a su amigo sorteando los papeles que inundaban el suelo.
     - Vamos a ver, Luis, ¿cómo es posible que te falte tanto dinero?
     - No, no es que me falte -respondió Luis-. Verás: se trata más bien de que parece que no he pagado este albarán del mes de noviembre por ese importe y se encontraba dentro de la carpeta donde guardo los que ya han sido abonados a mis acreedores, y por más que busco la factura del pago me temo que deberé abonarla nuevamente.
     - ¿Estás seguro que ya las has abonado? Quizás se traspapelara a esa carpeta por error.
     - ¡No, no estoy seguro de nada! –le respondió nervioso-. Ni tan siquiera sabía que existía y menos aún por tal cantidad. No me explico cómo se me ha podido pasar, con lo cuidadoso que tú sabes que soy para estas cosas.
     - Algunos albaranes corresponden a pedidos de material que luego no se llegan a realizar, ¿has pensado en eso? Quizás no corresponda a ninguna deuda real -dijo Noemí, para ayudarle un poco.
     - Eso mismo pensé al principio cuando empecé a repasar las facturas hace tres días, pero esa misma tarde me llamaron de la empresa, a la cual se le deben los suministros relacionados en el albarán, reclamando el pago.
     - Si no es mucha molestia, me gustaría ver ese albarán -le pidió Noemí a la vez que alargaba la mano. Tras inspeccionarlo brevemente, levantó la vista del papel y exclamó:
     - Olvídate del tema y espero que después de este susto pongas la contabilidad de tu empresa en manos de un contable, así como que vayas pensando en despedir a Alfredo.
(recogido en actiludis.com)

     ¿Qué vio la inspectora Noemí en el albarán para tranquilizar a su amigo? ¿Por qué le aconsejó que despidiera a Alfredo?

     Para ayudarte a averiguarlo sigue estos consejos:
  1. Lee atentamente todo el texto.
  2. No des soluciones sin pensar si tiene lógica o no.
  3. No se trata de una adivinanza, si no de razonar con los datos del texto.
  4. Si no logras encontrar la solución mira atentamente el dibujo y vuelve a releerlo.
     Si aún no lo sabes contesta estas preguntas que te servirán de pista:
  1. ¿En qué se diferencia un albarán de una factura?
  2. ¿Qué mes estaba revisando Luis?
  3. ¿Todos los meses tienen los mismos días? ¿Cuáles más y cuáles menos?
  4. ¿Qué productos aparecen relacionados en el albarán? ¿Para qué sirven?
  5. ¿Qué tipo de IVA se ha aplicado? Calcula cuánto sería el importe hoy en día.
La respuesta es: ________________________________________________

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