Para
Luis era un auténtico suplicio tener que ponerse a revisar las
facturas de la contabilidad de su negocio al final de cada trimestre.
Sus amigos sufrían sus cambios de humor cuando llegaban esos días y
aún peor cuando tenía que hacer la declaración de la renta.
Continuamente le pedían que dejase esa tarea a un profesional, bien
que lo contratase o que llevase las facturas a una asesoría. Sin
embargo Luis no hacía caso y se empeñaba en que él era
suficientemente capaz de sacar adelante su negocio.
Cuando
Luis abrió su pequeña imprenta contrató a dos personas, una de las
cuales, tras varios años en el negocio, se jubiló y dejó en su
puesto a su hijo Alfredo. Entre los tres se valían para llevar
adelante el negocio. Luis, como propietario se encargaba de la
administración, compra de material y búsqueda de clientes. Pedro,
que empezó en el negocio junto a él, se encargaba de la maquinaria
y su vida estaba entre las tintas, el papel y las encuadernaciones.
Por su parte, Alfredo se ocupó, tras la jubilación de su padre, de
las tareas de venta en la tienda, reparto de los trabajos con la
furgoneta y el archivo de los papeles oficiales de la imprenta.
Aquella
tarde cuando Noemí entró en la oficina para ver cómo estaba su
amigo Luis lo vio rodeado de papeles por todas partes. Al abrir la
puerta de la oficina no se atrevió a dar un paso para entrar, ya que
hasta el suelo estaba sembrado de montoncitos de facturas.
-
¿Cómo lo llevas, Luis? -le preguntó desde la misma puerta-.
¡Luis!, ¿qué cómo vas con la contabilidad de este trimestre?
-volvió a insistir.
En
ese momento levantó la cabeza de un albarán en el cual había
clavado sus ojos y que mantenía entre sus manos.
-
Mal, muy mal, querida Noemí. Llevo tres días intentando cuadrar las
cuentas de estos tres últimos meses y sigo sin conseguir explicarme
cómo es posible que tenga un descuadre de 3000 euros.
-
¿Tres mil euros? - preguntó sorprendida Noemí, a la vez que se
acercaba a su amigo sorteando los papeles que inundaban el suelo.
-
Vamos a ver, Luis, ¿cómo es posible que te falte tanto dinero?
-
No, no es que me falte -respondió Luis-. Verás: se trata más bien
de que parece que no he pagado este albarán del mes de noviembre por
ese importe y se encontraba dentro de la carpeta donde guardo los que
ya han sido abonados a mis acreedores, y por más que busco la
factura del pago me temo que deberé abonarla nuevamente.
-
¿Estás seguro que ya las has abonado? Quizás se traspapelara a esa
carpeta por error.
-
¡No, no estoy seguro de nada! –le respondió nervioso-. Ni tan
siquiera sabía que existía y menos aún por tal cantidad. No me
explico cómo se me ha podido pasar, con lo cuidadoso que tú sabes
que soy para estas cosas.
-
Algunos albaranes corresponden a pedidos de material que luego no se
llegan a realizar, ¿has pensado en eso? Quizás no corresponda a
ninguna deuda real -dijo Noemí, para ayudarle un poco.
-
Eso mismo pensé al principio cuando empecé a repasar las facturas
hace tres días, pero esa misma tarde me llamaron de la empresa, a la
cual se le deben los suministros relacionados en el albarán,
reclamando el pago.
-
Si no es mucha molestia, me gustaría ver ese albarán -le pidió
Noemí a la vez que alargaba la mano. Tras inspeccionarlo brevemente,
levantó la vista del papel y exclamó:
-
Olvídate del tema y espero que después de este susto pongas la
contabilidad de tu empresa en manos de un contable, así como que
vayas pensando en despedir a Alfredo.
(recogido en actiludis.com)
¿Qué
vio la inspectora Noemí en el albarán para tranquilizar a su amigo?
¿Por qué le aconsejó que despidiera a Alfredo?
Para
ayudarte a averiguarlo sigue estos consejos:
- Lee atentamente todo el texto.
- No des soluciones sin pensar si tiene lógica o no.
- No se trata de una adivinanza, si no de razonar con los datos del texto.
- Si no logras encontrar la solución mira atentamente el dibujo y vuelve a releerlo.
Si
aún no lo sabes contesta estas preguntas que te servirán de pista:
- ¿En qué se diferencia un albarán de una factura?
- ¿Qué mes estaba revisando Luis?
- ¿Todos los meses tienen los mismos días? ¿Cuáles más y cuáles menos?
- ¿Qué productos aparecen relacionados en el albarán? ¿Para qué sirven?
- ¿Qué tipo de IVA se ha aplicado? Calcula cuánto sería el importe hoy en día.
La
respuesta es:
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