martes, 28 de enero de 2014

El leopardo y las monas.

No a pares, a docenas encontraba
las monas en Tetu, cuando cazaba,
un leopardo; apenas lo veían,
a los árboles todas se subían,
quedando del contrario tan seguras,
que pudiera decir: no están maduras.
El cazador, astuto, se hace el muerto
tan vivamente, que parece cierto.
Hasta las viejas monas,
alegres en el caso y juguetonas,
empiezan a saltar; la más osada
baja, arrímase al muerto de callada,
mira, huele y aún tienta,
y grita muy contenta:
"Llegad, que muerto está de todo punto,
Tanto, que empieza a oler el tal difunto."
Bajan todas con bulla y algazara:
ya le tocan la cara,
ya le saltan encima,
aquella se le arrima,
y haciendo mimos, a su lado queda;
otra se finge muerta y lo remeda.
Mas luego que las siente fatigadas
de correr, de saltar y hacer monadas,
levántase ligero,
y más que nunca fiero,
pilla, mata, devora, de manera
que parecía la sangrienta fiera,
cubriendo con los muertos la campaña,
al Cid matando moros en España.
Tomás de Iriarte

Mi moraleja:
Moraleja de la fábula:
  1. ¿Qué hacían las monas para protegerse de los leopardos?
  2. ¿Qué hacía el leopardo para tratar de comérselas?
  3. ¿Qué hacían las monas entonces?
  4. Busca en el diccionario las siguientes palabras y escribe una oración con cada una: osada, difunto, bulla, algazara.
  5. La fábula está escrita en verso. Ahora tú deberás transformarla y escribirla en prosa. Recuerda que en las narraciones en prosa debemos distinguir entre introducción, desarrollo y desenlace. Usa bien los signos de puntuación y utiliza las sangrías en cada párrafo.

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