Dentro
de la Literatura de tradición oral podemos encontrar distintos grupos de textos
que parecen ideados especialmente para el desarrollo de la memoria y el lenguaje
oral de nuestros alumnos. Hablamos de los cuentos acumulativos populares,
creados en los corros de modistas e hilanderas que, al tiempo que realizaban su
trabajo, también iban hilvanando estas historias mediante la acumulación de
acciones o personajes, de manera que el resultado final no podía ser otro que
el reflejo de aquel círculo en el que estaban situadas. Una práctica que
también podría haberse desarrollado en otras tareas colectivas y que puede
extrapolarse sin dificultad al medio escolar.
Para
darle a estas historias un carácter más motivador y poder llevarlo más
fácilmente al aula se les ha dado un formato gráfico basado fundamentalmente en
el círculo, denominándose así “cuentos
redondos”: artilugio móvil de forma circular que, al ser manipulado,
muestra el elemento clave que da paso al siguiente personaje o a la siguiente
acción de la historia, estimulando el recuerdo
de la secuencia narrativa y facilitando la expresión
oral. Además, favorece la creatividad y la participación.
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